viernes, 21 de mayo de 2010

Cornalón a Aparicio, la tarde de la recuperación de El Cid

Décimo sexta de abono
Madrid, 21 de mayo de 2010
Permítaseme comenzar declarando mi mayor respeto para Julio Aparicio, que ahora mismo se encuentra en estado muy grave en una cama del Hospital 12 de octubre, como consecuencia de una cornada espeluznante por el primero de la tarde. Y con el respeto, mis deseos de una recuperación total. Ese vestido negro y plata que ahora reposa roto en una silla, deja testimonio de lo que  es la dura cara de la Fiesta, que no es precisamente una opereta con vestuario de attrezzo: es algo auténtico y verdadero.
Y mi respeto, igualmente, para Manuel Jesús El Cid (de verde botella y oro), que  salió a Las Ventas con una parte del público a la contra, pero conocedor del grado de compromiso que asumía en ese paseíllo. Luego, durante toda la tarde, demostró lo que es un hombre y un torero que se viste por los pies.
La tarde, que era de esas del dichoso clavel, comenzaba con un llenazo a reventar y un tiempo, como en días anteriores, primaveral. Mucha gente guapa en los tendidos, en los que cuando pase todo esto no los volveremos a ver hasta el año que viene.
Venía Julio Aparicio de un triunfo indiscutible en Nimes y ya habia dejado su sello con el capote en el que abría plaza, como luego intentó al iniciar su faena de muleta, hasta que llegó la cornada, que tuvo su origen en la zancadilla del toro, que al tirarlo al suelo lo dejó a su merced. Qué imagen tan tremenda.
Dicho ha quedado que El Cid estuvo hecho un torero, ni más, ni menos. Desde el principio se vio que se iba a dejar partir, si hiciera falta. Ya  su  problemático primero lo cogió de muy mala manera, pero afortunadamente incruenta, gracias a que su Virgen de la Oliva, que suele llevar bordada en el capote de paseo, realizó un quite providencial. Si en este toro dejó muestras de su reciedumbre, en su segundo  –-un sobrero de Gavira-- sacó a relucir un toreo suave, cadencioso, largo  y templado, que no prendió del todo en los tendidos por la falta de chispa de su enemigo.  Pero salió el sexto, un juanpedro noble, el único que se salvó de toda la corrida, y ya con el capote El Cid dejó su tarjeta de visita, para luego construir una sólida faena de muleta, basada en la mano derecha, para dejar luego toda la espada arriba, de la que rodó su enemigo. Una oreja. Y, lo que es más importante, un torero que sale con una nueva moral, dejando atrás el bache. Enhorabuena, maestro.
Morante de la Puebla –de tabaco y oro- tuvo la suerte a la contra. Dejó ver el sentimiento con el que maneja su capote, incluso algún muletazo con su aquel y ese valor sereno que viene acreditando; pero ni el toro titular, ni el sobrero bis de Mari Carmen Camacho, daban más de sí. “Ya llegará el día 2”, decían sus partidarios.
Con todo propósito dejamos para el final el encierro del hoy polémico ganadero Juan Pedro Domecq, cuyo anuncio en los carteles ya había levantado críticas.  Después de mucho mirar, al final se enchiqueraron seis ejemplares de  desigual presentación y de los que sólo uno permitió el toreo. Dejando aparte al mencionado sexto, dos de los lidiados –tercero y cuarto— fueron devueltos por su invalidez;  otro –el primero de Morante-- estaba fuera de tipo y ayuno de bravura, y el que abrió plaza, con las fuerzas justas, tuvo algunos puntos de nobleza. Pobre balance, que en nada va arreglar el mal clima que este criador tiene entre los aficionados.

Otrosí
Una nota al margen, por si la lee algún estudioso. Desde hace dos temporadas vengo observando, y me choca muchísimo,  el elevado número de ocasiones en las que un toro zancadillea al torero, provocando una situación comprometida, que hoy ha acabado en el cornalón de Julio Aparicio. La verdad es que me desconcierta esta situación, que antes era algo que rara vez veíamos en el ruedo. ¿Será por un problema de colocación del torero por la actual forma de conseguir ligar las series? No lo sé. Por eso reclamo a un estudioso que lo explique, porque  la casualidad no me sirve, cuando se repite tanto.

© Antonio Petit Caro

Parte médico
"Herida en región submandibular con una trayectoria ascendente que penetra la cavidad bucal, que atraviesa la lengua y alcanza el paladar, con fractura del maxilar superior. Pronóstico muy grave".
El torero fue  trasladado al Hospital 12 de Octubre, para ser atendido por el equipo de cirugía maxilofacial. A  tenor del resultado del scaner, se descartan lesiones cerebrales, pero si una compleja fractura del paladar superior, que ha hecho necesaria una segunda operación, iniciada a media noche y  que durará entorno a cinco horas. El pronóstico seguía siendo muy grave. 

Parte médico emitido a las 10,00 horas del 22 de mayo:
Hospital 12 de Octubre: Al diestro Julio Aparicio se le practicó una “traquostomía reglada, reparándole las estructuras afectadas sin presentarse complicaciones quirúrgicas inmediatas. El torero presentaba una herida por asta de toro con entrada por región cervical anterior y penetración en cavidad oral, produciendo fractura en maxilar superior”.
Tras la intervención, permanece en la UCI del centro, se encuentra consciente y con las constantes vitales estables y sin haberse presentado complicaciones significativas.

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