miércoles, 14 de abril de 2010

No se aprovecharon los tres toros buenos de El Torreón



Sexta de feria.
Sevilla, 14 de abril de 2010
Un amigo, que es taurinamente bastante sabio, suele decir que el mejor termómetro para medir cuál es el momento de cada ganadería radica en el grado de aceptación que tiene entre las figuras. Un poquito de casta más o menos, que suele ser casi siempre un muchito de mnos, tiene razón. El recuerdo viene al caso por el cartel de hoy en la Maestranza, en el que las reses de la divisa de El Torreón –-propiedad en la actualidad  de Cesar Rincón--corresponden en su lidia a unos honrados toreros de segundo nivel. Ahí está resumido todo. No es de extrañar, en consecuencia, que cuando se anunciaron los carteles llamara tanto la atención la composición de la terna que iba a lidiar --en miércoles de preferia, por cierto-- los hasta ahora tan solicitados por las figuras.
La razón de esta realidad quizás haya que buscarla en lo bien presentados y mejor armados que estuvieron los seis toros --el cuarto fue devuelto al inutilizarse en el ruedo, siendo sustituido por un sobrero del Conde de la Maza, un marrajo imposible--, aunque luego todos tuvieron las fuerzas justas.
Lo cierto es que salieron al menos tres toros para darle un poquito o un mucho de fiesta. Ninguno de ellos le correspondió al honrado Antonio Barrera, que hizo la paseíllo cuando aún estaban en la capilla ardiente los restos mortales de su padre. Sevilla le trató con respeto y con cariño; el torero correspondió con hombría.
Cuesta trabajo entender como Luis Bolivar, placeado como está, se dejó ir al segundo de la tarde, un toro que pedía toreo del bueno, templado, suave, armonioso. Sencillamente, no lo entendió. Tampoco Salvador Cortes se supo acoplar con el buen toro que hizo tercero, ni con el mismo sexto, si bien éste necesitaba de unas manos enfermeras. Una pena poco comprensible que ambos desaprovecharan semejante oportunidad y en Sevilla.
Y mañana más. Mañana Victorino se la juega. El año en el que ha tenido que renuniciar a su emblemática plaza de Las Ventas, el año en el que debe  rectificar la mala estela del año anterior en tantas Plazas --Maestranza incluida--, el ganadero de Galapagar tiene ante sí un compromiso importante.
Pero no es menor el que le corresponde a Manuel Jesús "El Cid", que necesita ver cuanto antes la luz del final de ese tunel en el que anda sumergido desde hace ya demasiados meses.
 
©Antonio Petit Caro

No hay comentarios: