Novena de Feria
Sevilla, 17 de abril de 2010
Seis mansos cinnqueños de Gavira se llevaron por delante uno de los carteles interesantes de la fería de abril. De hecho, una tarde vestida de gris y plomo para los aficionados que volvieron a llenar la Maestranza.
Gavira había enviado siete toros –los siete se lidiaron, el tercero como sobrero— con romana, desiguales hechuras y bien armados. Pero todos rematadamente mansos y sin fondo alguno. Si a eso se le añaden los resabios de la edad (el ultimo estaba a punto de cumplir los seis años), está el cuadro completo. Una corrida para la matadero.
Con semejante material, fuera de la voluntad de los espadas y de pequeños detalles, la cosa no pudo tener más historia. Unos detalles sueltos de Morante (de ciruela y oro), que estuvo muy firme con el cuarto; los reiterados intentos de Alejandro Talavante (de verde mar y oro), que no terminó de reunirse con el segundo de la tarde, el único con unos ápices de toreabilidad; un quite mecido y lento de Daniel Luque (de caña y oro).
Con semejantes antecedentes, la tarde tuvo dos notas positivas. Una, que no llovió; la otra, comprobar que el ánimo de Luque no ha quedado olvidado en un armario, después del batacazo de Las Ventas.
©Antonio Petit Caro
©Antonio Petit Caro
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