Duodécima de feria
Sevilla, 20 de abril de 2010
En tarde espléndida de sol, con el “No hay billetes” colgado en las taquillas, si se resume todo en la escueta estadística del reparto de cuatro orejas, podría llevar a algunos a unos comentarios triunfalistas, que casi siempre se corresponden poco con la realidad. Hoy, en cambio, hubo pasajes de mucho mérito, que lo seguirían teniendo si del papel borramos el número de trofeos concedido por la Presidencia.Y así, me quedo, por ejemplo, con la maciza faena de El Juli (de corinto y oro) al excelente cuarto de la tarde. Y me quedó con la capacidad de José Mª Manzanares (de nazareno y oro) para entender a sus dos toros.
Pero en seguida hay que dejar constancia que doña Paloma Eulate trajo al ruedo maestrante seis “torrealtas” interesantes. Poco parejos de presentación, más bien tirando a recortada de tipo, la corrida tuvo un toro excepcional para la muleta, el ya citado cuarto, al que nada me habría importado que le dieran la vuelta al ruedo. Quizás el menos lucido, para ganadera y torero, fue el primero por su baja casta y su sosería, pero los demás todos tuvieron algo para fijarse: desde ir desarrollando a más del segundo a esa brusquedad del quinto que llegaba al tendido. Cierto que no era en su conjunto una corrida para perder la cabeza, pero tuvo interés, que no es poco ante tanto descastamiento por circula hoy.
Tenía toda la lógica que, después de su Puerta del Príncipe, El Juli saliera hoy con el sano propósito de proclamarse anticipadamente triunfador de la feria 2010. Esperemos hasta el domingo para comprobarlo, pero dejemos constancia que, tras cumplir simplemente con su primero, cuajó una faena redonda con el buen cuarto, al que derribó patas arriba de una gran estocada. Fue, desde luego, el temple y la ligazón, pero también la inteligencia para hacer en todo momento que su enemigo rompiera hacia adelante. Nada que objetar por tanto a su doble premio.
Manzanares entra en estos días en un paréntesis taurino, por la operación a la que debe someterse. Y parece como si se hubiera querido ir a este paro forzoso dejando claro cuál es su posición en el planeta de los toros. Lo hizo con el segundo, al que supo lidiar de menos a más hasta cortarle la oreja; pero lo hizo también aguantando las tarascadas del quinto, sometiéndolo con firmeza hasta cortar otro apéndice.
Daniel Luque (de rosa y oro) no terminó de entenderse con ninguno de sus enemigos, ante los que el simple bagaje de la voluntad no era suficiente. No parece justo entrar hoy en otras consideraciones, pero algún día habrá que repensar si a este torero no se le está sometiendo a una sobredosis de stress superior a lo que sería lógico con un torero tan joven.
Anotemos, en fin, un ejemplo más de cómo los toros siempre encierran riesgo. El quinto de la tarde, con toda la espada dentro, echado junto a las tablas, dio una cornada en la cara al banderillero Luís Blázquez cuando trataba de apuntillarlo. Según el Dr. Vila, el resultado fue: “herida inciso-contusa en borde mandibular izquierdo que sigue una trayectoria ascendente de 8 cm con rotura de la aponeurosis facial y fibras del masetero, contundiendo sin herirla la glándula parótida y formando una herida en scalp con dos colgajos. Se realiza bajo anestesia general limpieza y sutura de planos musculares y aponeuróticos, colocándole drenaje aspirativo. Pronóstico menos grave". A reponerse pronto.
©Antonio Petit Caro
©Antonio Petit Caro
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