Espectáculo, mucho; toreo a caballo, también
6 de julio de 2010
Con el habitual “No hay billetes, Triunfal corrida en estas vísperas de San Fermín, en la que los tres rejoneadores salieron a hombros por la puerta grande. Y todo sin llegar a las dos horas. Una parte del éxito habrá que adjudicarle a los toros de Fermín Bohórquez, no sobrados de casta y fuerza, colaboradores todos ellos y sin propósito alguno de molestar a la terna actuante. No se sabe muy bien por qué causa, la presidencia ordenó la vuelta al ruedo para el segundo de la tarde, que luego no llegó materializarse.
Pablo Hermoso de Mendoza tuvo una actuación soberbia, en especial en su primero, al que lidió con clase y precisión, todo ello con una doma extraordinaria y del que se le concedieron las dos orejas. Triunfó en toda regla, no sólo porque era Pamplona. Y es que demostró un día más porque hoy por hoy encabeza el escalafón.
Sin salir de su línea, magnífico también se vio a Fermín Bohórquez en el cuarto de la tarde. Junto a su estilo sobrio y campero, en esta ocasión sacó a relucir casta y la mezcla resultó un acierto. Dos orejas.
Completaba terna Sergio Galán, que hoy obtuvo su octava puerta grande consecutiva en esta plaza, después de cortar una oreja a su primero y las dos al sexto. La propia diferencia de números está diciendo ya la distancia que separó una y otra faena. De todo su quehacer, lo mejor el tercio de banderilla en su segundo.
Un comentario como final. Después de ver actuar hoy a Hermoso de Mendoza uno entiende cada vez menos el rifirrafe ese en el que anda metido –o le han metido sus apoderados— eludiendo todo lo que puede compartir cartel con Diego Ventura, aunque para ello haya que confeccionar carteles rocambolescos. Es de las batallas más tontas que uno ha visto en el toreo; pero es que cuando las hubo, normalmente siempre las perdió el que las provocaba. El torero dirá que no quiere servir de trampolín a su compañero, que al final y al cabo no deja de ser el aspirante al título. Bueno es en estas circunstancias repasar las hemerotecas, porque en ellas se registra que el resultado final fue generalizadamente favorable al aspirante. Los públicos son así de cambiantes en su ánimo.
©Antonio Petit Caro
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